Por momentos sospeche
que las lágrimas inundarían tus ojos,
cuando era yo
quien debía estar triste.
Entre Banchs y Benedetti,
uno con dos libros
el otro con ochenta,
interpretaron esta historia,
que puede ser la de cualquiera.
Una vez elegido el lugar de la tumba,
sistemáticamente enumeraste
los motivos de nuestro imposible.
Así comenzó la matanza,
con razones lógicas
para disimular
nuestra condición animal.
En orden aparecían
las opciones elegidas
para cavar
mientras miraba
sin tener muchas chances
de intervenir.
Una mueca en tu rostro
era señal de tempestad
y no estaba listo
para tal tormenta.
En cada silencio,
el aire se tensaba
hasta casi volverse sólido.
Duele ver el castillo derrumbarse,
pero son las consecuencias
de construir sobre arena.
El universo
es un infinito
que se expande
y mi corazón
 un músculo
que se contrae.
Tags: .

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionadas

La lógica de los nuevos mercados, cada vez más llenos de fakes y lunes otra vez
¿Cómo tenemos que seguir?
🧠 La nueva era de la IA: del asistente creativo al agente autónomo
Clave de crecimiento, cómo se usa la IA, imitar el cerebro y más
No hay que dejar sola a la IA, cada vez más difícil para los medios y más
Cursos y eventos, anuncios de Google y muchas noticias
¿Sabemos cómo “piensa una IA”? La verdad es que no…