Es cierto, vivir no es sencillo. Día a día se nos somete a infatigables pruebas. Muchas veces culpamos a un ente superior, o al destino, o al desgraciado azar que parece dominar nuestras vidas. Con ese marco, la idea de acabar el juego se torna imprescindible, demasiado necesaria. Ah, pero nos estamos olvidando de algunas…