¡Qué lindo ver caminar juntos a dos que se quieren! A pesar del calor y para malestar del frío caminan pegaditos, sonriendo, algunos dirían que hasta felices. Quizá lo estén. Mañana estarán las mentiras y las traiciones con los sin sabores de la finitud, pero eso hoy no les importa.
Toda la belleza de ese par de manos cuyos dedos se entrelazan y al soltarse se extrañan es casi insoportable, mis ojos se cierran. Ellos van pero no conozco el rumbo, me está vedado tal conocimiento. Sólo se me permite mirar e imaginar ilusorios destinos. Una cena, una fiesta, el cine, la fantasía de leer bajo los árboles de una plaza cercana, con el sol como lámpara.
Puede que no se amen, puede que sí. Mas no interesa, caminan juntos, sonríen, se besan y vuelven a sonreír. Seguro que a su alrededor el mundo baila o parece que baila, es lo mismo para fines prácticos. Me deben ver bailar en la multitud sin saber quién soy.
Maravilloso el momento que comparten, maravillosa será la despedida parcial que preparará el hola del otro día. Lloverá en la despedida final, pero ese es tema de otra página, de otro poema.
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