Abandono filosófico

Toda negligencia es
deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una
penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio.

Borges

No es tan difícil de entender, pero a pesar de todo y todos, todavía duele. En Schopenhauer podemos leer que nosotros prefijamos nuestros actos y que somos absolutamente responsables de ellos. Por lo tanto, todo abandono, es un nuevo encuentro, aquel que nos deja en realidad ha sido expulsado por nosotros desde mucho antes.

En sustancia, entonces, lo determinado por nosotros mismo es ese extraño y misterioso ente que llamamos Destino. Que, como dijimos arriba, no existe puesto que somos nosotros mismos. Ahora bien, toda prefijación debe tener su contrapartida en la historia del otro. ¿Qué hacemos cuando el abandono es sólo abandono?

Tampoco es difícil, el rechazo llevará inevitablemente a un nuevo encuentro. Pero en ningún momento y bajo ninguna circunstancia estoy diciendo que sea con la misma persona, o en la brevedad. Lo que quiero decir es que de la misma manera que ya hemos echado a las personas que no conocemos, también ya hemos invitado a aquellas personas que robarán nuestro corazón y que quizá no han nacido aún.

No es tan difícil, somos responsable de lo que hacemos y de lo que no. Como así también de aquellas cosas que nos rodean y constantemente nos dicen que estamos solos, que el final está cerca y que el mundo es el único infierno que existe. Creerles, eso es el infierno. Bienaventurado los ingenuos que desconocen su poder sobre el destino y saben resignarse, ellos no sufren. Espero que no sean olvidados.