Estás allí, sentada, anonadada ante alguna reciente dificultad. Yo estoy afuera, observando desde el silencio tu cansada belleza, la forma de tus ojos en tu rostro bronceado. Estoy en las sombras, pero no por voluntad propia, no. Te has llevado contigo toda la luz de este lugar que ahora es muy frío. Te escribo desde…