Se sienten ruidos detrás de mi puerta, debe ser la tormenta que tiene la gentileza de avisar su llegada. Las nubes del cielo nos ocultan el sol, pero yo sé que sigue allí. El insomnio atenta contra mis ganas de dejar de pensar, pero no sabotea mi deseo de mañana volver a luchar. La verdad puede ser una cruel mentira, o tal vez la mentira somos nosotros. Ya se forjo la espada que reclamará mi nombre. Es comprensible el miedo a lo desconocido. Viven en nuestras mentes varias dudas. Quien no duda, no piensa y quien no piensa, no existe. Hay un nombre que me duele. Todavía espero una sonrisa. El muro es demasiado alto, mejor retrocede. No es de cobarde huir, solo de personas deshonrosas. Si te sabes derrotado, no luches, las batallas se ganan y se pierden antes de comenzar. El fin llega cuando tomas los dados. Mañana me olvidaré de alguien. La sentencia del profeta solo se cumplirá si nosotros seguimos el camino que creemos diseñado por nosotros. El amor verdadero vuela como una mariposa. La lluvia de pensamientos puede ser tan cruel. El timbre suena de manera reiterada, ha llegado la tormenta.
La tormenta llama a la puerta